Dirigido por Danny Garcia, es un retrato vital del legendario club Max’s
Kansas City como epicentro del punk, glam, rock experimental y contracultura
neoyorquina durante los años 60s y 70s. El film ubica a Max’s como un espacio
clave: no solo escenario de músicos icónicos —como New York Dolls, Iggy Pop,
Ramones, Alice Cooper— sino también lugar de convergencia entre artistas
plásticos, poetas, drag queens y agitadores sociales. A través de entrevistas
con figuras como Jayne County, Alice Cooper y Billy Idol, sumadas a material
de archivo, Garcia reconstruye cómo ese local, al margen del Boulevard
mediático, fue incubadora de creatividad y riesgo.
El documental no
pretende idealizar su leyenda, sino ponerla en contexto: la suciedad de los
baños, la cruda autenticidad de sus conciertos, los escarceos con la fama, los
excesos y la precariedad, todo asoma sin filtros. Es claro en señalar que,
aunque CBGB se convirtió con el tiempo en sinónimo del punk neoyorquino, Max’s
Kansas City tuvo un rol preponderante como semilla temprana y espacio
formativo para ideas, sonidos y estéticas que definirían el movimiento.
Algunos críticos señalan que la edición es desigual y que el material pudo
estar más pulido o más profundo, pero el encanto está en su crudeza y en lo
que logra: devolver la intimidad, el olor, la urgencia de esos días cuando el
punk nacía, no como categoría sino como vivencia.

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