Good Vibrations (2012), dirigida por Lisa Barros D’Sa y Glenn Leyburn, narra
la historia real de Terri Hooley, un melómano obstinado de Belfast que en
plena violencia sectaria de los años 70 decide abrir una disquería y fundar un
sello independiente.
Más que una biopic convencional, la película captura
el momento en que el punk irrumpe como una bocanada de aire fresco en medio
del conflicto político y social de Irlanda del Norte. Hooley, interpretado por
Richard Dormer, aparece como un idealista testarudo, alguien que apuesta por
la música como forma de escape y conexión, sin importar la ruina económica o
la incomprensión de su entorno.
Uno de los momentos más potentes
del film llega con la aparición de The Undertones, la joven banda de Derry que
Hooley descubrió y apoyó a través de su sello Good Vibrations Records. Su
single “Teenage Kicks” (1978) —grabado con bajo presupuesto y pura urgencia—
se convirtió en un himno generacional, al punto de ser celebrado por John
Peel, el legendario DJ de la BBC, como “la canción perfecta”. La película
recrea ese descubrimiento con una energía casi mística, mostrando cómo una
simple grabación podía atravesar fronteras y emociones, incluso en un contexto
de guerra civil.