Dirigida por Susan Seidelman, es una comedia urbana que se convirtió en un retrato de la Nueva York de los años 80, en la frontera entre el mainstream y la contracultura. La trama sigue a Roberta (Rosanna Arquette), una ama de casa aburrida que queda fascinada por los anuncios personales de una misteriosa mujer llamada Susan (interpretada por Madonna en su primer gran papel). La película mezcla enredos de identidad, romance y humor absurdo, pero lo que la hace trascender es su energía ligada a la vida nocturna y artística del downtown neoyorquino. Rodada en escenarios reales como el East Village, el Danceteria y el Magic Club, captura con frescura el pulso del underground en un momento en que la ciudad era hervidero de creatividad, peligro y reinvención.
La directora Seidelman, que ya había retratado la crudeza de la urbe en Smithereens (1982), llevó aquí su mirada del indie al circuito comercial sin perder el contacto con la estética callejera. La presencia de Madonna, justo antes del estallido global de Like a Virgin, refuerza el vínculo con la escena punk y post-punk de Nueva York, ya que la cantante venía de frecuentar el circuito de clubes alternativos y era parte activa de ese ecosistema cultural. Además, en el reparto aparecen figuras del underground como el músico Richard Hell y el actor Rocket Redglare, cuya sola presencia conecta al film con la bohemia punk y el cine independiente de la época. A este entramado se suma la estética gráfica de artistas como Michael Roman, cuyas imágenes aportan un tono visual callejero y contracultural que acompaña la narrativa.